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Cuando nos dijeron que nuestro embarazo era gemelar, no podíamos creerlo,  ya teníamos un pequeño de un año y 5 meses y por nuestra cabeza nunca se había pasado la idea de formar una familia numerosa.

El primer sentimiento fue de miedo, una vez asumida la noticia tuvimos un atisbo de felicidad que rápidamente volvió a transformarse en dudas.

No teníamos ni idea de los riesgos  que entrañaba un embarazo gemelar, en nuestro caso monocorial biamniótico. Mirar en internet tampoco ayudó demasiado. Al contárselo a una buena amiga nos habló de la doctora María de la Calle y sin pensarlo demasiado decidimos ponernos en sus manos.

En la primera consulta nos explicó todo muy claro, las cosas que podían pasar, pero que no tenían por qué suceder.  Nos habló de casos como el nuestro que habían acabado bien, así que salimos de allí con muchas menos dudas  (porque las dudas nunca se acaban) y con una carga de energía enorme gracias al entusiasmo y pasión que María le pone a su profesión.

El embarazo fue desarrollándose con total normalidad, nosotros siempre con el miedo en el cuerpo, pero a la vez tranquilos por la seguridad que nos transmitía María. Y siempre al salir de la consulta nos permitíamos el lujo de pensar que todo iba a salir bien. Nuestro mayor miedo era el síndrome de transfusión feto fetal, que por suerte no sucedió y la prematuridad.
En torno a la semana 25 el cuello del útero se había acortado considerablemente por lo que María decidió que lo mejor era poner un pesario y con él aguanté, bueno, aguantamos, hasta la semana 34.

Finalmente, el día 13 de agosto vinieron al mundo nuestras pequeñas Adriana y Paula, fue un parto buenísimo, rápido y vaginal, ya que las dos estaban colocadas.
Adriana, que fue la primera en nacer con un peso de 2,700 y 5 minutos después nació Paula, con un peso de 2,900.  La atención por parte de María y de su equipo fue increíble, mejor imposible. Fue como dar a luz en familia, trato cercano, todo amabilidad y cariño.

Nada más nacer vi a las peques unos segundos y rápidamente se las llevaron a hacer pruebas, ya que al fin y al cabo, eran prematuras, no fue hasta 20 horas después cuando las tuvimos con nosotros en la habitación, pero con la tranquilidad absoluta de que habían estado en las mejores manos.

Queremos agradecer a la doctora María de la Calle hacernos tan fácil el embarazo, transmitirnos sus conocimientos de una manera tan sencilla y su cercanía en el parto.
Compartimos con ella uno de los momentos más importantes de nuestras vidas y por ello le estaremos eternamente agradecidos.

Carolina y Álvaro