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I Jornada Nacional de toxoplamasmosis

¿Cribar o no cribar la toxoplasmosis en el embarazo?

La toxoplasmosis es una infección que afecta con más frecuencia a la gestante porque el embarazo es un estado de inmunosupresión. El riesgo de tener una infección por toxoplasmosis es 18 veces mayor en una mujer embarazada que en la mujer no embarazada.

La toxoplasmosis es una infección asintomática en la mayoría de los adultos por lo que es muy difícil su diagnostico si no es a través de una serología.  En el embarazo además, los escasos síntomas de la infección (cansancio, cefalea, mialgias, febrícula, etc) se confunden y enmascaran con los del propio embarazo, por lo que el diagnóstico se dificulta aún más.

La serología se realiza al tiempo que los análisis rutinarios de la embarazada, por lo que no supone una prueba extra para la gestante. El resultado de la serología nos permite conocer el estado de inmunidad o infección de la embarazada. Estos resultados son sencillos de interpretar por cualquier sanitario que vea a la paciente (ginecólogo, matrona o médico de atención primaria) y permiten actuar de una manera u otra durante la gestación.

.-Si la gestante no está inmunizada: IgG- IgM-, se le darán las medidas preventivas para evitar la infección en el embarazo, bien oralmente o bien en un folleto explicativo. Estas medidas incluyen el uso de guantes en jardinería, evitar el contacto con gatos callejeros o evitar limpiar el arenero del gato propio; así como cocinar la carne a temperatura suficiente o pelar las frutas y verduras antes de consumirlas.

.-Si la gestante está inmunizada: IgG+ IgM-,  o IgG+ IgM+ con alta avidez en el primer trimestre, no será necesario  que la gestante siga las anteriores medidas preventivas.

.-Si la gestante está infectada IgG+ IgM+ con baja avidez, se pautará el tratamiento específico con espiramicina hasta la realización de la amniocentesis. A estas gestantes se las controlará de manera estrecha en una consulta de alto riesgo. La administración del tratamiento precoz con espiramicina tras el diagnóstico de infección materna ha demostrado la disminución de la transmisión vertical madre-hijo. Por tanto, el resultado de la serología de toxoplasmosis, no sólo permite instaurar un tratamiento precoz a la gestante, sino también evitar daños severos al embrión en el primer trimestre de embarazo, momento en el que se produce el desarrollo de los órganos (organogenesis) y por tanto hay mayor riesgo de malformaciones.

Infección fetal

Si se confirma la infección fetal tras la realización de la amniocentesis (prueba con mínimas complicaciones con una tasa de abortos < 0,05% y con una sensibilidad y especificidad mayor al 90%) se administra un tratamiento específico  a la madre para tratar al feto con sulfadiazina, pirimetamina y ácido folínico.  Este tratamiento al feto ha demostrada disminuir los daños fetales y las secuelas al nacimiento y a largo plazo. Asimismo, con este tratamiento también se evita que un feto infectado tenga síntomas dentro del útero, síntomas que aparecen generalmente tardíamente y al afectar al sistema nervioso central tienen un mal pronóstico.

Al nacimiento, a todos los recién nacidos con toxoplasmosis congénita infectados en el embarazo, se les realizará un examen completo con pruebas especificas como fondo de ojo, ecografía cerebral, ecografía abdominal, potenciales evocados auditivos, análisis de sangre y seguimiento por especialistas infectólogos pediátricos. El tratamiento precoz de estos recién nacidos con sulfadiacina y pirimetamina ha demostrado que disminuye las secuelas a largo plazo.

Cribado de toxoplasmosis

Por tanto, si no realizásemos un cribado de toxoplasmosis a las embarazadas no podríamos diagnosticar las gestantes que se infectan en el embarazo, no se les podría administrar el tratamiento específico con espiramicina y no realizaríamos la amniocentesis y el tratamiento fetal en los casos de toxoplasmosis congénita.

Muchos casos a los que no se ha hecho cribado de toxoplasmosis en el embarazo se diagnostican al final del segundo trimestre cunado aparecen alteraciones cerebrales o hepáticas en la ecografía y ya es muy tarde para iniciar un tratamiento porque el feto no sólo está infectado, sino también está afectado.

Los casos de fetos infectados sin alteraciones ecográficas en el embarazo,  y cuyas madres no tienen serología de toxoplasmosis, al nacimiento son asintomáticos pero muchos de ellos desarrollan secuelas a largo plazo y son diagnosticados en le infancia por  pérdida de visión, estrabismo etc.

Por tanto, a día de hoy, por todos los motivos expuestos, considero prioritario la implementación del cribado universal de toxoplasmosis a toda mujer embarazada.

El día 30 de septiembre participé en las I Jornada Nacional de Toxoplasmosis en el Instituto de Salud Carlos III, en el que participamos obstetras, pediatras, microbiólogos e infectólogos.

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