El ayuno prolongado en el embarazo
Algunas mujeres embarazadas realizan periodos de ayuno durante varias horas al día, durante uno o más días por razones religiosas o de otro tipo. Estas actividades pueden tener efectos perjudiciales tanto para el feto como para la madre. La evidencia científica sobre el tema del ayuno prolongado en el embarazo es escasa y poco concluyente.
No están bien definidos los efectos del ayuno durante el día en las mujeres embarazadas sanas. En la mujer embarazada, el ayuno prolongado puede acompañarse de falta de concentración, cansancio, hipotensión o hipoglucemia con desmayos esporádicos o pérdidas de conocimiento.
En estudios realizados en ovejas embarazadas, el efecto más observado tras el ayuno prolongado es la reducción en los movimientos respiratorios fetales, con la normalización de los mismos tras la ingesta de alimentos por parte de la madre. Sin embargo, no hay información sobre el efecto de la cetonuria (cuerpos cetónicos en la orina) producida por el ayuno en el resultado fetal o neonatal en ausencia de cetoacidosis ( acidificación excesiva de la sangre).
Recientemente un ensayo realizado en China, ha demostrado cómo el ayuno prolongado en ratones embarazadas producía alteraciones en el desarrollo de los ovarios de la descendencia hembra con afectación de su capacidad repoductiva en la vida adulta.
Los estudios sobre el resultado del embarazo en mujeres sanas que ayunaron durante el mes de Ramadán, no han reportado efectos adversos en el feto o el flujo sanguíneo uterino. Sin embargo, algunos autores han planteado la hipótesis de que el ayuno prolongado durante el embarazo puede dar lugar a alteraciones permanentes en la fisiología fetal que tienen consecuencias en la vida adulta como menor estatura o menor peso. Recientemente un estudio realizado sobre más de 41000 hijos de madres musulmanas que realizaron en las primeras etapas de la gestación ayuno prolongado debido al Ramadán, concluyó que el ayuno prolongado puede afectar a la salud en el futuro de su hijo con una mortalidad infantil de 33% cuando se había realizado el ayuno en el periodo periconcepcional, 29% en el primer trimestre y 22% en el tercer trimestre. Aunque es verdad que el Ramadán expone a las personas que lo practican a un patrón específico de nutrición y otros comportamientos, incluidos los cambios en los patrones de sueño, todavía no se comprende cómo estos comportamientos podrían determinar la mortalidad infantil. Por eso creo que estos ensayos deben valorarse con cautela y prudencia a la espera de estudios similares realizados en otras poblaciones musulmanas con diferentes niveles socioeconómicos.
Aunque se desconoce con exactitud los efectos adversos del ayuno prolongado en el embarazo, como obstetra creo que lo más razonable es recomendar una dieta con cinco ingestas al día de comida variada y saludable, acompañada de entre 1,5 y 2 litros de agua.